Sentado muy cerca de una de las calles más bulliciosas de San Isidro, me dispongo a reposar luego de una decepción culinaria con uno de los platos más nocivos para mi sistema digestivo... El tacu tacu... El cual fue servido hoy con churrasco... Porque hoy es un día para malograrse el estomago que tanto cuido ahora...

De unos 10 metros de ancho con jardines laterales y una zona central de loseta color rosado y adornado con faroles y bancas de madera colocadas una frente de la otra permitiendo ver así a las parejas que o bien discuten sobre la cena de la noche o bien sobre la fulana de tal por cual que esta molestando en la oficina, se esconde un lugarcito muy acogedor en pleno inicio del centro financiero de Lima, colocado cuidadosamente acaso para que no nos demos cuenta de la zombi vida que llevamos algunos que vamos en pos del "éxito profesional"...

Lugar de cita con el Ruiseñor

Es aquí y no en un paraje frondoso lleno de árboles y gramado verde creciendo como debe ser, es decir libre y sin control; que habita un ruiseñor que - quiero yo imaginar- me acompaña la mayoría de las veces que vengo aquí precisamente con la excusa de escucharlo.

De melodioso su canto... tiene como yo de gran pintor y dibujante, así que si no han visto nunca uno de mis garabatos, probablemente podrían pensar que este animalito alegra los oídos con suaves y dulces tonos... Por el contrario, para quien alguna vez me ha visto hacer aunque sea un dibujo a mano alzada de un círculo, sabrá pues que si este ruiseñor fuese un humano seria quizá la versión masculina de Susy Diaz en su etapa de cantante...

Yo no se, si es que me gusta más el claxon de ese Kia, o el resonador del Honda civic azul que pasa a esta hora hacia su cochera subterránea o quizá los claxon  lejanos (a duras penas 1 o 2 cuadras más) de los autos que intentan pasar las esquinas con rumbo al puente para llegar a Begonias, pero sí reconozco ahora luego de muchos días, que prefiero venir aquí a escuchar el claxon semi-metálico de este ruiseñor que todas las veces trata de convencerme que no termine tirandole alguna piedrecita al acabar su recital... O quizá el viene a chillarme todas las veces que soy yo soy quien le invade su espacio y hasta puede ser que llegue a ver los horribles trazos que trato de hacer en el teléfono dizque yo buscando la inspiración para poder obtener aunque sea un bonito círculo pintado de verde...

Son ya varias semanas que nos encontramos por acá, pero hasta ahora por motivos de tiempo nunca hemos logrado ninguno de los dos completar nuestro objetivo, él, hacerme escuchar su semi-metálica melodía y yo, poder dibujarle mi círculo verde... Sin embargo hoy, por fin , hemos hecho una concesión y dejado de lado nuestras otras tareas y hemos venido hasta culminar nuestra labor... El con su chillido de lata arrastrada por un pie y yo con mi obra de arte, mi círculo verde... Lamento a todos los interesados en mis dibujos, pero la pintura de hoy tiene dueño y fuente de inspiración, por favor no insistir...

Círculo Verde